Alex es más inteligente que su verdugo. Ella no perdona nada. Ella no olvida nada… ni a nadie.
Han pasado varios años desde el caso del asesino en serie que trastocó para siempre su vida, y el comandante Camille Verhoeven aún no se ha repuesta del todo cuando un nuevo desafío vuelve a implicarlo personal y profesionalmente: Alex, una mujer de treinta años, ha desaparecido. No es una mujer cualquiera, y Verhoeven, sin sospechosos ni pistas, debe adentrarse en la investigación de su personalidad para poder encontrarla, mientras ella agoniza en un almacén abandonado. Cada minuto que pasa puede ser el último. Y él no se lo perdonaría nunca.
Alba es periodista de vocación, es soltera y sobrevive en Lavapiés.
Alba pierde su empleo, pero Gabi le consigue una entrevista.
Alba ahora es secretaria y se siente frustrada.
En su primer día de trabajo cruza la mirada con un hombre en el metro.
Ese hombre es Hugo. Sexi, provocador y horriblemente deseable.
También conocerá a Nicolás, enigmático e inquietantemente atractivo.
Y… todo se complica cuando Hugo y Nico le proponen un juego…
La calle de los Carmelitas, un tranvía azul, sol, septiembre, primer día después de las vacaciones, algunos volvieron de largas travesías, divisiones acorazadas entran en Polonia, los niños van a la escuela con ropa bonita, blanca y azul marino como las velas y el mar, como la memoria y la inspiración y las vides. Los árboles se enderezan con respeto ante el poder de la mente joven, que aún no ha conocido el fuego ni el sueño, pero si se lo propone no va a tener dificultades (sin contar las fronteras invisibles).
En Crozon (Bretaña), un bibliotecario decide albergar todos los manuscritos que han sido rechazados por los editores. Estando de vacaciones en la localidad bretona, una joven editora y su marido escritor visitan la biblioteca de los libros rechazados y encuentran en ella una obra maestra: Las últimas horas de una historia de amor, novela escrita por un tal Henri Pick, fallecido dos años antes. Pick regentaba, junto a su viuda Madeleine, una pizzería, y según ella nunca leyó un solo libro y mucho menos escribió nada que no fuera la lista de la compra. ¿Tenía el autor una vida secreta?
Esta obra insólita, un auténtico estímulo para la lectura, ha sido uno de los grandes fenómenos de la edición francesa reciente. Pennac, profesor de literatura en un instituo, se propone una tarea tan simple como necesaria en nuestros días: que el adolescente pierda el miedo a la lectura, sea por placer, que se embarque en un libro como en una aventura personal y libremente elegida. Todo ello escrito como un monólogo desenfadado, de una alegría y entusiasmo contagiosos: «En realidad, no es un libro de reflexión sobre la lectura -dice el autor-, sino una tentativa de reconciliación con el libro».
Este antimanual de literatura concluye con un decálogo no de los debederes, sino de los derechos imprescindibles del lector (derecho a no terminar un libro, a releer, etc., incluso a no leer).
Denny Malone es el rey de Manhattan Norte, un condecorado sargento del Departamento de Policía de Nueva York y el auténtico líder de «La Unidad». Malone y sus hombres son los más listos, los más duros, los más rápidos, los más valientes, los más malos..; y lo más corruptos. Ahora su corrupción está a punto de salir a la luz y Malone se verá obligado a transitar por la delgada línea que separa la traición a todo aquello en lo que cree y su propia supervivencia. Ahora, Denny Malone deberá decidir de una vez por todas qué significa ser un buen policía.
Soldados que huyeron, aterrados, ante una contienda que les era ajena; desertores de ambos bandos durante la Guerra Civil, que explican hoy sus razones para hacer lo que hicieron: hermanos que se vieron enfrentados en facciones opuestas, combatientes reclutados a la fuerza por el bando contrario a sus ideas… Todos ellos brindan su turbador testimonio, después de haber sido víctimas de persecución y castigo.
Este libro revela al lector una Guerra Civil Española desprovista de épica e idealismo, en la que miles de hombres desafiaron el reclutamiento obligatorio y vieron en la deserción la única vía de escape a los horrores y atrocidades del frente. Pedro Corral ha rastreado las huellas de los españoles llamados a filas que escaparon por centenares a los montes, o que buscaron en la retaguardia recomendación para no ser movilizados; combatientes asesinados en sus propias trincheras al intentar evadirse; soldados que se dispararon a las extremidades para ser evacuados; ancianos y niños encarcelados por la deserción de sus familiares; padres enviados al combate para ocupar los puestos abandonados por sus hijos… Es la Guerra Civil que nadie quiere contar y que pone en tela de juicio muchos de los tópicos que han dominado el recuerdo colectivo del conflicto.
Miguel recibe una tarde la llamada inesperada de Claudia. A partir de su encuentro, la novela narra la vida de Miguel contada a través del día de su cumpleaños cada cinco años: el tiempo en Cambria; la relación con su mejor amigo; la universidad; la ciudad; y, sobre todo, los sentimientos y sus contrapartidas. En Los días felices, Mara Torres describe la etapa más cambiante del ser humano, en la que el amor, la amistad, la cotidianidad y los sueños quedan reflejados en una historia tan sencilla, compleja y divertida como la propia vida.
En 1945, cuando Adam Zagajewski contaba cuatro meses de edad, su ciudad natal (Lvov) fue incorporada a la URSS y su familia obligada a mudarse a una antigua población alemana (Gliwice) que Polonia acababa de anexionarse. En una Europa marcada por el totalitarismo, la contradicción y el desarraigo, aquellas gentes desplazadas contra su voluntad se convirtieron en «inmigrantes que, no obstante, nunca habían abandonado su país». De aquella experiencia nace esta reflexión lúcida, veraz y valiente, que trata de aúnar los dos polos que estas dos ciudades representan: el de un espacio mítico, aunque sorprendentemente doméstico, cálido y acogedor, y el de una realidad hostil y poco generosa, quién sabe si representación simbólica de la tensión poética. Este ensayo ha despertado el entusiasmo unánime de la crítica. Susan Sontag lo celebró con estas palabras: «Leer Dos ciudades supone disfrutar de un recorrido por una mente maravillosa», y John Ashbery lo definió sencillamente como «un libro extraordinario».
Inglaterra en la Edad Media. Del paso de los romanos por la isla sólo quedan ruinas, y Arturo y Merlín –amados por unos, odiados por otros– son leyendas del pasado. Entre la bruma todavía habitan ogros, y británicos y sajones conviven en unas tierras yermas, distribuidos en pequeñas aldeas. En una de ellas vive una pareja de ancianos –Axl y Beatrice– que toma la decisión de partir en busca de su hijo. Éste se marchó hace mucho tiempo, aunque las circunstancias concretas de esa partida no las recuerdan, porque ellos, como el resto de habitantes de la región, han perdido buena parte de la memoria debido a lo que llaman «la niebla».
En su periplo se encontrarán con un guerrero sajón llamado Wistan; un joven que lleva una herida que lo estigmatiza; y un anciano Sir Gawain, el último caballero de Arturo vivo, que vaga con su caballo por esas tierras con el encargo, según cuenta, de acabar con un dragón hembra que habita en las montañas. Juntos se enfrentarán a los peligros del viaje, a los soldados de Lord Brennus, a unos monjes que practican extraños ritos de expiación y a presencias mucho menos terrenales. Pero cada uno de estos viajeros lleva consigo secretos, culpas pendientes de redención y, en algún caso, una misión atroz que cumplir.
Sumando el viaje iniciático, la fábula y la épica, Kazuo Ishiguro ha construido una narración bellísima, que indaga en la memoria y el olvido acaso necesario, en los fantasmas del pasado, en el odio larvado, la sangre y la traición con los que se forjan las patrias y a veces la paz. Pero habla también del amor perdurable, de la vejez y de la muerte. Una novela ambientada en un pasado remoto y legendario que vuelve sobre los grandes y eternos temas que inquietan a los seres humanos.
Ciudad de Palma, años 80. Cada esquina del barrio chino tiene una historia que contar. Gabi, el aún adolescente protagonista, deambula por las calles de su pequeño mundo junto a sus amigos Benjamín, Arnaud, Falen, Ramos…, tratando de entenderlo y de entenderse. Así, prueba las drogas, descubre el sexo, se refugia en la literatura y el dibujo, se siente más unido a sus amigos que a su propia familia, descubre que las diferencias sociales son también fronteras, y que éstas, a veces, son infranqueables.
Uniendo armónicamente el Japón tradicional y el moderno, Banana Yoshimoto ofrece en este volumen seis relatos cuyos protagonistas, jóvenes y no tan jóvenes, hombres y mujeres, se enfrentan al paso del tiempo y a la necesidad de superar sus traumas infantiles, sus amores atormentados, los abandonos. También la de contemplar lúcidamente sus vidas. Existencias que parecen discurrir sin rumbo, sin sentido, o sin apenas sorpresas, tienen de pronto la oportunidad de albergar por primera vez la esperanza en un futuro más feliz, en seis relatos tejidos en un Tokio donde al atardecer la luna se funde con el cielo y empiezan a parpadear las luces nocturnas, la mirada de Yoshimoto, inocente y, al mismo tiempo, implacable como una divinidad infantil, se posa sobre sus enigmáticos personajes para descifrar con ellos la tristeza que los consume silenciosamente, y su liberación.
Barcelona, 1943. El asesino más sanguinario que ha visto la ciudad anda suelto. Mauricio «Herr Doktor», detective privado poco convencional, aparcará su agenda para dar caza al criminal. Por ahora, sus clientes deberán esperar, entre ellos, Laia.
Laia tiene 32 años y, pese a ser huérfana, ahora tiene todo lo que siempre ha deseado: un esposo que la quiere, un bebé en camino y un buen trabajo donde escribe para el programa radiofónico de más éxito «El consultorio de Elena Bosch». Laia es feliz… pero Laia vive una mentira.
Florence Green vive en un minúsculo pueblo costero de Suffolk que en 1959 está literalmente apartado del mundo, y que se caracteriza justamente por lo que no tiene. Florence decide abrir una pequeña librería, que será la primera del pueblo. Adquiere así un edificio que lleva años abandonado, comido por la humedad y que incluso tiene su propio y caprichoso poltergeist. Pero pronto se topará con la resistencia muda de las fuerzas vivas del pueblo que, de un modo cortés pero implacable, empezarán a acorralarla. Florence se verá obligada entonces a contratar como ayudante a una niña de diez años, de hecho la única que no sueña con sabotear su negocio. Cuando alguien le sugiere que ponga a la venta la polémica edición de Olympia Press de Lolita de Nabokov, se desencadena en el pueblo un terremoto sutil pero devastador.
¿Y si al llegar la Segunda Guerra Mundial, un abuelo judío que ya se pensaba netamente francés se ve obligado a esconderse de los suyos en su propio hogar, en pleno corazón de París? ¿Qué sucede cuando uno se alimenta desde la infancia tanto del genio como de las neurosis de unos parientes radicalmente distintos a los demás? ¿Cómo se transmite un secreto familiar, ese núcleo de sombras capaz de devorarlo todo? ¿Y son el talento, la libertad y la bohemia la recompensa por cargar de por vida con el abrumador legado del miedo?
Adam Zagajewski es ya un clásico contemporáneo. Pocos escritores poseen su lúcida inteligencia y su capacidad de observación con tal economía de estilo. En este nuevo libro nos propone una vez más el encuentro luminoso entre la vida diaria y el arte. Envuelto en el magnetismo que ejercen dos ríos franceses, el Garona, en el oeste, y el Ródano, en el este, el poeta evoca, a lo largo de sus cauces, sus amores, sus viajes, los sonidos de la infancia transmutados, casi milagrosamente, en una epifanía.
Martina trabaja en la cocina de un hotel y sueña con ser chef. Martina ama a Fer, su antiguo profesor de cocina, desde hace ya diez años, o eso cree. Martina recibe una sorpresa el día de su aniversario: Fer la invita a cenar a El Mar. Martina tiembla cuando Pablo Ruiz, excéntrico chef del restaurante, se acerca a saludar. Martina fantasea, teme, camina… Sabe que nada será igual a partir de ese encuentro.
Martina es un mar de dudas. Ha roto radicalmente su comunicación con Pablo, ha dejado El Mar, pensaba que lo que tenía con el chef era especial y es duro reconocer que tal vez no es como te habías imaginado. Se ha dado cuenta de que se ha dejado llevar por alguien que es emocionalmente frenético y se siente avergonzada por haber perdido el norte por alguien que ni siquiera ha solucionado del todo su pasado. Sin embargo Martina ha huido y decide olvidarlo todo, pero no será tan fácil borrar de su vida ni a Pablo ni El Mar… algo se está gestando en su interior y no tiene el valor de afrontarlo.
Es difícil empezar a leer las historias en principio modestas, de una engañosa sencillez de Los peces de la amargura, y no sentirse conmovido, sacudido –a veces, indignado– por la verdad humana de que están hechas, una materia extremadamente dolorosa para tantas y tantas víctimas del crimen basado en la excusa política, pero que sólo un narrador excepcional como Aramburu logra contar de manera verídica y creíble. Un padre se aferra a sus rutinas y aficiones, como cuidar los peces, para sobrellevar el trastorno de una hija hospitalizada e inválida; un matrimonio, fastidiado por el hostigamiento de los fanáticos contra un vecino, esperan y desean que éste se vaya de una vez; un joven recuerda a su compañero de juegos, que luego lo será de atentados; una mujer resiste cuanto puede los asedios y amenazas antes que marcharse… A manera de crónicas o reportajes, de testimonios en primera persona, de cartas o relatos contados a los hijos, Los peces de la amargura recoge fragmentos de vidas en las que sin dramatismo aparente, de manera indirecta o inesperada –es decir eficaz–, asoma la emoción y, con ella, la denuncia y el homenaje.
Silvia trabaja en una importante multinacional y está perdida. Silvia necesita encontrar a alguien para olvidar a Álvaro. Álvaro es su jefe y acaba de romperle el corazón. Bea, su mejor amiga, le propone un viaje. Y allí Silvia se encuentra con Gabriel… Gabriel es una estrella de rock y también tiene problemas. Silvia y Gabriel conectan desde el principio. Y pronto descubrirán que ese encuentro cambiará sus vidas.
Podría ser una historia de amor en la medida en que el encuentro, el diálogo y el deseo de oír la voz del otro construyen un relato común. Y porque, como en las historias de amor, ese encuentro alberga el desencuentro de dos formas distintas de ser y estar en el mundo. Mateo tiene la vida por delante y se niega a aceptar que esa vida no se pueda escribir desde la libertad. Olga, bastante más allá del medio del camino, no teme relegar el yo al fondo de un cajón ni asociar su cuerpo a una sociedad de la mente. Les une la misma voluntad de entender el comportamiento de la realidad y de sentir qué sucede cuando una máquina se da cuenta de que es una máquina. Un Dante vehemente y una Beatriz a punto de partir recorren un espacio que es infierno y también paraíso.
Cuando Gabriel Godkin regresa a Birchwood tras varios años, la gran casa familiar no es más que una propiedad ruinosa con habitantes enajenados. Hurgando en los recuerdos, rememora sus primeras experiencias de amor y de pérdida, pero los desastres se suceden y el joven decide huir con un circo ambulante para buscar a su hermana gemela, desaparecida tiempo atrás. Pronto descubrirá que el hambre y el malestar acechan el campo y que Irlanda también está arruinada.
«Leemos a Rilke por su poesía y su prosa, por su novela Los cuadernos de Malte Laurids Brigge y por los centenares, si no miles, de cartas que dejó, aunque también parece haber otro motivo importante: a nuestro entender, la suya es en sí misma el mejor ejemplo de vida de un artista moderno y quizá el modelo más puro y perfecto en su infatigable búsqueda de la belleza […] A diferencia de Goethe, más que un ineludible representante de su tiempo, Rilke era un elegante signo de interrogación en el margen de la historia».
La ciudad blanca, 2ª parte.
Ana Belén Liaño, la primera novia de Kraken, aparece asesinada. La mujer estaba embarazada y fue ejecutada según un ritual de hace 2600 años: quemada, colgada y sumergida en un caldero de la Edad del Bronce.
Unai y sus tres mejores amigos trabajan en la reconstrucción de un poblado cántabro. Allí conocen a una enigmática dibujante de cómics, a la que los cuatro consideran su primer amor. Kraken debe detener a un asesino que imita los Ritos del Agua en lugares sagrados del País Vasco y Cantabria cuyas víctimas son personas que esperan un hijo.
La subcomisaria Díaz de Salvatierra está embarazada, pero sobre la paternidad se cierne una duda de terribles consecuencias. Si Kraken es el padre, se convertirá en uno más de la lista de amenazados por los Ritos del Agua.
Jean Garnier es un joven solitaro que lo ha perdido todo: su trabajo, tras la muerte misteriosa de su jefe; su novia, en un extraño accidente y Rosie, su madre y principal apoyo que ha sido encarcelada. Para dar rienda suelta a su dolor, planea hacer explotar siete obuses, uno por día, en distintos puntos de la geografía francesa. Después del primer estallido se entrega a la policía. Su única condición para evitar la castástrofe es la liberación de su madre. El comandante Verhoeven se encuentra ante un gran dilema: ¿es Jean un lunático con delirios de grandeza o una verdadera amenaza para todo el país?
¿Qué es un secreto? ¿Cuál es su función? ¿Cómo se protege? ¿Cómo se traiciona? Claudio Magris indaga en el secreto como arma de poder, instrumento de la religión, elemento del ámbito íntimo y también –a través de la obra de Norman Manea, Javier Marías e Isaac B. Singer– como mecanismo clave de la literatura. Asoman en estas páginas los espías, los misterios de Eleusis, el secreto de confesión, algunos crímenes políticos…
Lo que distingue a los pecados mortales –o capitales– no es su gravedad, sino su poder para generar otros pecados. Podríamos describirlos en términos no teológicos como estados de ánimo nocivos que tientan a los hombres a cometer una variedad de actos malvados: la codicia puede fácilmente conducirnos al chantaje o el robo, la ira al asesinato o la piromanía, la pereza a la desesperación y el suicido. Aunque sin duda hemos avanzado mucho desde que santo Tomás de Aquino se explayara sobre el poder abominable de los siete pecados capitales, en la vida moderna no faltan ejemplos de los estragos causados por dichos estados nocivos y sus derivados: la avaricia como una de las causas de las desigualdades materiales entre países y personas, el fanatismo y la violencia resultantes de la soberbia y la ira, o la indiscreción y la calumnia como criaturas nacidas de la envidia. De hecho, comparados con los actuales, los viejos pecados con los que se inculcaba a los niños el horror al fuego eterno desde que aprendían a andar parecen casi virtudes. ¿Qué pasaría si pusiéramos la hipocresía, la crueldad, la corrupción, el esnobismo, la santurronería, la cobardía moral y la malicia en una balanza frente a los otros más antiguos?
Los autores de estos siete ensayos, algunas de las mentes más agudas del pasado siglo, nos invitan a reflexionar sobre estas cuestiones, tan vigentes hoy como cuando sus peligros fueron enunciados para prevenir a los monjes de lo perniciosos que podían resultar en la vida de clausura. Lo hacen con un humor y una benevolencia significativos –propios de las mentes cultivadas–, pero no por ello dejan de agitar nuestra conciencia: ¿si hemos logrado esquivar los originales, significa que estamos libres de sus hermanos «menores»?
Cuatro nuevos casos del subteniente Bevilacqua y su ayudante Chamorro. Esta vez, nuestros protagonistas se verán obligados a centrar sus miradas en la cara más oscura que la vida moderna ha traído o ha acentuado. Cada uno de los crímenes a los que se enfrentan refleja los peligros a los que nuestros niños y jóvenes están expuestos cada día: las redes sociales, el acoso escolar o el auge de la violencia de género entre parejas jóvenes. Con su prosa siempre trepidante, Lorenzo Silva nos muestra que el mundo está cambiando, y que en ocasiones la vida nos enfrenta a amenazas que antes no se preveían o que creíamos superadas. Con su peculiar estilo de investigación, el subteniente Bevilacqua, con la ayuda inestimable de Chamorro, investigará unos crímenes espeluznantes con algo en común: todas las víctimas son niñas o adolescentes.
El inspector Dolores Morales está dado de baja en la Policía Nacional desde hace años y ahora trabaja como investigador privado. La mayoría de sus casos son adulterios de una clientela de pocos recursos. Pero un encargo va a sacarlo de la rutina: la desaparición de la hija de un millonario.
Pronto el caso se revela como la punta de un iceberg en el que toman forma la corrupción y el abuso de poder que subyace en el discurso revolucionario de la Nicaragua contemporánea.