El Valle de La Orotava: el nacimiento del genio
José de Viera y Clavijo nace en el Realejo Alto el 28 de diciembre de 1731, instalándose con su familia al año siguiente en el Puerto de La Orotava, actual Puerto de la Cruz. Población floreciente y abierta a la cultura europea por la exportación de los vinos del Valle, constituye el mejor ambiente para la personalidad inquieta y curiosa del pequeño Viera, donde pronto descubre su enorme vocación por la lectura, el estudio y la creación literaria, al tiempo que desarrolla una mente predispuesta al conocimiento.
Plaza de la Iglesia, Puerto de La Orotava. Alfred Diston |
De familia acomodada, puede disfrutar de una buena educación, primero recibiendo una formación en latín y humanidades, y posteriormente, más adolescente, preparando su carrera eclesiástica en el convento dominico de San Benito de La Orotava. Allí se instruye en su rica biblioteca en las más diversas disciplinas, sobre todo con las obras del Padre Feijoo, con las que adquiere una de las sus principales líneas principales de pensamiento: la defensa de la razón y de la experimentación como base de cualquier discurso filosófico o científico.
De esta etapa conocemos sus primeras obras, básicamente en verso: loas, villancicos, coplas, décimas, glosas y sátiras, destacando entre todas ellas La vida de Santa Genoveva, princesa de Brabante. También inicia su única novela, Las aventuras del noticioso Jorge Sargo que, posiblemente, concluiría en sus primeros años de estancia en San Cristóbal de La Laguna.
La Laguna: el impulso de la Tertulia de Nava
Acabados sus estudios eclesiásticos, Viera se traslada a La Laguna en 1757. Su fama de brillante predicador y de clérigo culto y aperturista le permite la entrada al gran foco de la Ilustración en la Canarias de aquellos años: la Tertulia de Nava.
La Laguna. Urville |
En el palacio lagunero de Nava, el Marqués de Villanueva del Prado ha reunido un grupo de aristócratas inconformistas con los valores imperantes en la cultura del momento. Allí Viera se pone al corriente de las nuevas ideas que en los campos filosófico y científico existían en Europa, profundizando en la obra de filósofos franceses como Montesquieu, Rousseau y, sobre todo, Voltaire, al que profesa una especial admiración.
Pronto Viera se convierte en uno de los miembros más brillantes de la Tertulia, encargándose de la redacción de las actas y conclusiones de la misma, recopilandolas de forma manuscrita en una serie de gacetas que resultaron ser los tres primeros periódicos conocidos en Canarias: Papel Hebdomadario (1758-1759), El Síndico Personero General (1764) y La Gaceta de Daute (1765).
Asimismo, la Tertulia impulsa y anima a Viera a comenzar, en torno a 1763, la redacción de su gran obra: Noticias de la Historia General de las Islas de Canaria. Con documentos ineditos, procedentes de los archivos familiares de sus compañeros tertulianos, y con el enfoque racionalista y crítico de hacer historia inspirado en Feijoo y en los principales filósofos franceses, tendrá preparado hacia 1770 el primer tomo y parte del segundo. Así, con el respaldo de sus influyentes amigos de la Tertulia y con el fin de encontrar nuevos documentos para su obra y de imprimir este primer tomo, Viera llega a Madrid a fines de aquel año.
Europa: viaje al corazón de la Ilustración
En Madrid, a través de su amigo Agustín Ricardo Madán, se convierte en el preceptor del Marqués del Viso, hijo único del poderoso e influyente Marqués de Santa Cruz. La seguridad económica que conlleva tal puesto, le permite costear la edición del primer tomo de Noticias en 1772, y un segundo volumen en 1773. El éxito que tuvo esta publicación le concede la admisión en la Academia de la Historia, entrando así en la élite ilustrada del momento, convirtiéndose en colaborador habitual de personalidades tan importantes como Campomanes, Jovellanos o Cavanilles.
Manuscritos de Diario del Viaje a Italia y Alemania, 1780 |
Entre junio de 1777 y octubre de 1778 acompaña al Marqués del Viso y su esposa por Francia y Flandes. En París conoce de primera mano las principales corrientes filosóficas y científicas de la época y a las figuras más importantes de la época –su admirado Voltaire, Benjamin Franklin, Condorcet…-, acude a cursos impartidos por el físico Sigaud Lafond y el naturalista Valmont de Bomare… Posteriormente, entre abril de 1780 y junio de 1781 realiza otro viaje, esta vez con el Marqués de Santa Cruz, recorriendo Francia, Italia y Austria, periplo que le permite obtener documentos para sus Noticias, cuyo cuarto y último tomo –el tercero había salido en 1778- publica en 1783.
Después de este último viaje, viendo incierto su futuro en la corte del Marqués de Santa Cruz tras el fallecimiento prematuro de su protegido, Viera decide volver a Canarias, otorgándole la Corona el cargo de Arcediano de Fuerteventura de la Catedral de Las Palmas, adonde llega a fines de 1784.
Las Palmas de Gran Canaria: el Viera científico y naturalista
Catedral de Gran Canaria.Imp. de Lemerier, Benard & Cie. |
Con su llegada, Viera revoluciona el ambiente cultural insular. Desde su labor en la Catedral, funda para la formación de los jóvenes del coro el Colegio de San Marcial del Rubicón (1785) y, a nivel documental, realiza una extraordinaria labor para la posteridad recopilando los acuerdos más significativos del Cabildo -desde 1514 hasta 1791-, al tiempo que elabora un catálogo de las bulas y otros documentos del archivo secreto catedralicio (1799). Para la ciudad, apoya la creación de su Escuela de Dibujo y promovió la compra de su primera imprenta.
Viera reactiva la labor de la Real Sociedad Económica de Amigos del País –de la que es director desde 1790 hasta su fallecimiento- aportando numerosas memorias e informes científicos y técnicos sobre las condiciones naturales y agrícolas de la Isla. En esta etapa de su vida, nuestro ilustrado pone todo su empeño en dejar para la posteridad una obra sobre la naturaleza del Archipiélago, el Diccionario de Historia Natural de las Islas Canarias(1795), ocupándose de su geología, botánica y zoología, de los cultivos ordinarios y del uso medicinal, artesanal e industrial de los recursos naturales de las Islas.
Los últimos años de su vida destacan por su labor de difusión de las ciencias a los niños y jóvenes, realizando pequeñas obras divulgativas, en forma de poesía o de diálogo maestro-alumno, sobre variados temas, como Las bodas de las plantas (1806), Librito de la Doctrina Rural (1807) o Los cometas de los niños (1811), obras editadas todas en la imprenta de Las Palmas, ciudad en la que fallece el 21 de febrero de 1813.